domingo, 20 de julio de 2014

TRAIL HERRADURA DE CAMPOO

En 1934 Jesús Díez Rábago y Emilio García Díez tuvieron la idea de salir a controlar las lindes en el valle de Campoo por el terreno que hoy conocemos como la Herradura de Campoo, y cuya principal característica es el ascenso a 10 picos por encima de los 2.000 metros de altitud.
Ahora, 80 años más tarde y a modo de homenaje, se ha celebrado el primer Trail Herradura de Campoo, con varias modalidades, por etapas, 32 km., y ultra de 55 km., modalidad esta última en la que he tenido ocasión de participar.
Poco más de 100 personas nos dábamos cita a las 6 de la mañana en el Campo de las Nieves, en el pequeño pueblo de Celada de los Calderones para tomar la salida. Yo estaba allí, acompañado de img, con los frontales encendidos y los chips activados en el control, preparados para la gesta.
Arrancaba la prueba con un ritmo ligero, dejando atrás las pistas de Celada, y atravesando los pueblos de Naveda, Serna y Soto por senderos. Tras este último pueblo comenzaba una ligera ascensión por camino de tierra, donde perdí el chip al guardar el frontal, pues ya se había hecho de día. Me di cuenta unos 300 metros más adelante, y tenía que desandar mis pasos para tratar de buscarlo sin fortuna.
De mal humor retomo la ascensión, acompañado de 2 personas que habían acudido a la quedada de reconocimiento unas semanas atrás.
Hacia el kilómetro 8 aproximadamente llegamos al primer avituallamiento, en el alto de Palombera, donde comento la incidencia y me dicen que lo tiene la organización, y que lo ha llevado en la moto al primer control.
Con energías renovadas tras la buena noticia me pongo en marcha pletórico, momento que aprovecho para tomar unas fotos entre la niebla y con el precioso amanecer.

Amanecer entre la niebla
Pero se ha acabado la parte fácil de la carrera, hay que seguir el estacado, para ascender al pico Liguardi, un poco por debajo de los 2.000 metros. y volver a descender por campo de hierba para afrontar un escollo muy duro, el Cordel, donde recupero mi chip que ato en la muñeca, y desciendo por los lanchales de piedras con precaución.

Bancos de niebla al fondo
A estas alturas el desnivel positivo superado es de la mitad, y lo acuso con una ligera molestia en la rodilla derecha.
A partir de aquí viene una sucesión de picos, en un constante sube y baja que me pasa factura. Pico Iján, Peña Cuencaguen y Cueto de la Horcada, punto donde descendimos en el reconocimiento, pero que el día de la carrera había que continuar recto. Afortunadamente habían apuntalado una cuerda a modo de línea de vida, pues se trata de un punto bastante delicado. El camino entre piedras se vuelve peligroso y hay que estar muy atento.

Selfie, o autofoto de toda la vida
Al poco me encuentro con otro de los puntos clave, del que ya había oído hablar, el Paso de la Muerte, encordado durante todo el año, por el extremo peligro que conlleva. Agarrado a la cuerda y con mucha precaución, dejas el abismo a tu derecha para ascender un duro camino de rocas que da paso al Bóveda.
La molestia ha incrementado, y ya casi no puedo correr en las bajadas debido al dolor. Tras avanzar durante unos 500 metros me encuentro a Alberto, quien me indica por donde debo continuar. Se trata de una zona un poco mal señalizada (a mi gusto como toda la carrera) y afronto la subida al Cornón, tras la bajada llego el tercer avituallamiento, en la fuente del Chivo. Ahí me insta a comer, pues aunque en estas lides el estómago se cierra, es necesario meter alimento para aguantar y evitar los calambres.
Son las 11 de la mañana aproximadamente y aprovecho para llamar a Marta (que no se había despertado todavía). Tras el merecido descanso continuo el ascenso, con el Pico Tres Mares al frente.
En el Tres Mares no llegamos a la cima, y tras un giro a la izquierda, cambiando el sentido de la carrera hasta el momento, se pierde un poco de altura. El descenso es bastante pronunciado, pero apenas puedo correr en la bajada y me lo tengo que tomar con calma. A estas horas del día, el sol comienza a calentar.
En este punto voy totalmente en solitario, no veo a nadie por delante, pero preocupantemente tampoco veo a nadie por detrás. Se que no voy en última posición, pero no me debe faltar mucho.
Un nuevo ascenso, bastante técnico y en mi opinión, nuevamente peligroso, para dar cuenta de El Castro, Cuchillón y Cotomañinos. A partir de aquí aligero el ritmo todo lo que mis piernas me permiten, pero llega un punto clave en la prueba. Los kilómetros pesan, y tras 7 horas y media y apenas 37 kilómetros el GPS no responde. En el último avituallamiento me comentan que solo me queda el Sestil, un duro ascenso, tras el cual se abandona la cota de los 2.000 metros. A partir de aquí todo bajada. Se que el avituallamiento de los 40 kilómetros está cerca, y aprovecho para llamar nuevamente a Marta, quien en vez de animarme me insta a abandonar. ¿Dónde estás? Que subo a recogerte! Pero salvo catástrofe, esa palabra no está en mi vocabulario, decido continuar tras abandonar el avituallamiento. Isotónico, gel, chocolate y plátano.
Estoy en la parte final, una zona llana, en la que puedo correr todo lo que me permite el cansancio, y hacia el kilómetro 42 el GPS vuelve a la vida, lo que me permite controlar las referencias. A partir del 45 comienza una larga bajada, que he andar, y donde me adelantan más de 10 personas.

Bajando hacia la meta
El recorrido bordea la meta, y se distinguen los altavoces con la música y el speaker de la meta, pero aún me queda un largo trecho, que completo aproximadamente en una hora.
Finalmente, consigo cruzar la línea de meta tras 10 horas y cuarto.

Ni Forrest Gump...

5 comentarios:

  1. A modo de comentario quería añadir las impresiones sobre la carrera.
    No he hecho más que leer alabanzas hacia la organización, y en mi modesta opinión y bajo mi experiencia no puedo sino expresar mi desagrado.
    En primer lugar, la pérdida del chip, vale que es torpeza mía, pero debido a un sistema arcaico, el chip integrado en el dorsal es bien sencillo y cómodo.
    En segundo lugar, la señalización bastante escasa. En puntos peligrosos no había personal de la organización. De acuerdo que te obligan a llevar móvil y manta térmica para las emergencias, pero dado que no exigen experiencia apuntarse, los más torpes quizá nos pudimos sentir un poco inseguros.
    Ya en meta me quedé sin la herradura de finisher, que no entiendo, pues sí tienes apuntadas 400 personas, y siempre hay abandonos no me salen las cuentas.
    Y en último lugar, pero no menos importante, tampoco pude comer, pues habían cerrado la cocina, y eso que entré dentro del tiempo de cierre. Vamos, un desatino.
    Y sí, el paisaje es espectacular, pero eso no es mérito de la organización.

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  2. A ver si el año que viene mejoran la organización porque el paisaje es inmejorable

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  3. Se te está poniendo cara de marroquí.

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    1. Debe ser sólo la cara, porque los tiempos no son de marroquí...

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  4. Para hacer tiempos de marroquí aparte de tener la cara, hay que haber pasado hambre, y ese no creo que haya sido tu caso.

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