El pasado sábado se jugaba el
mundial, Brasil pasaba milagrosamente ante Chile en la tanda de penaltis, y más
tarde Colombia se deshacía brillantemente de Uruguay. Pero yo no estaba ahí
para verlo, bajaba al Marcello para cenar, restaurante entre mi top 10. Si me
preguntas por un sitio para ir a comer o cenar, probablemente te diga éste,
aunque no sea mi favorito, pero tiene algo que le hace especial.
Teníamos reserva para las 22:30 y
nos anticipamos un cuarto de hora, lo que nos vino bien para escoger la mejor
de entre las dos mesas que aún estaban libres.
Pedimos como entrante una
ensalada de ventresca y pimiento rojo para compartir, de un tamaño bastante
generoso, con buen sabor, por la ventresca de calidad y un aliño adecuado.
Aunque los ojos me hicieron chiribitas al ver la que pidieron en la mesa de al
lado, con foie y jamón. La número 1 de la carta, me la anoto para mi próxima
visita.
Está tan buena como aparenta |
A continuación cada uno pidió un
segundo, también para compartir. La elección de la M fueron unos espaguetis al
pesto. Los espaguetis al dente, en el punto de cocción exacto, y un pesto muy
suave que hará las delicias de cualquiera que se acerque a probarlo. El mejor
que he tomado allá donde he ido.
El mejor pesto |
Después vino mi segundo, una
pizza 4 quesos, también de un tamaño considerable, con la mezcla perfecta en
las proporciones, para que no se cargue en exceso de queso verde y se pueda
disfrutar del sabor del resto. Una delicia para el paladar.
En un italiano, la pizza que no falte |
Como colofón, un tiramisú de
porción generosa, pero muy suave, que me tomé en solitario, pues andábamos ya
con el estómago bastante lleno.
Y aunque en esta ocasión no lo
pedimos, hay que hacer mención del pastel templado con bolita de helado, que
también esta muy bueno.
Para los más golosos, un buen postre |
La gestión del espacio, no tiene
muchas mesas, y aunque esté prácticamente lleno, éstas están tan bien
distribuidas que apenas se nota ruido o bullicio como en otros lugares.
La atención al cliente, con unos
camareros atentos y muy amables.
Y cómo no, la exquisitez de los
platos que preparan, todavía no probé algo en este sitio que dijera que no me
gustara.
Eso si, si tuviera que ponerle
una pega, sería la invariabilidad de la carta, desde que frecuento el
restaurante, la carta es siempre la misma. Y creo yo que podrían atreverse a
innovar un poco con la calidad de la cocina que se desprende en este sitio.
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