domingo, 6 de julio de 2014

GASTROENTRADA: MARCELLO

El pasado sábado se jugaba el mundial, Brasil pasaba milagrosamente ante Chile en la tanda de penaltis, y más tarde Colombia se deshacía brillantemente de Uruguay. Pero yo no estaba ahí para verlo, bajaba al Marcello para cenar, restaurante entre mi top 10. Si me preguntas por un sitio para ir a comer o cenar, probablemente te diga éste, aunque no sea mi favorito, pero tiene algo que le hace especial.
Teníamos reserva para las 22:30 y nos anticipamos un cuarto de hora, lo que nos vino bien para escoger la mejor de entre las dos mesas que aún estaban libres.
Pedimos como entrante una ensalada de ventresca y pimiento rojo para compartir, de un tamaño bastante generoso, con buen sabor, por la ventresca de calidad y un aliño adecuado. Aunque los ojos me hicieron chiribitas al ver la que pidieron en la mesa de al lado, con foie y jamón. La número 1 de la carta, me la anoto para mi próxima visita.

Está tan buena como aparenta
A continuación cada uno pidió un segundo, también para compartir. La elección de la M fueron unos espaguetis al pesto. Los espaguetis al dente, en el punto de cocción exacto, y un pesto muy suave que hará las delicias de cualquiera que se acerque a probarlo. El mejor que he tomado allá donde he ido.

El mejor pesto 
Después vino mi segundo, una pizza 4 quesos, también de un tamaño considerable, con la mezcla perfecta en las proporciones, para que no se cargue en exceso de queso verde y se pueda disfrutar del sabor del resto. Una delicia para el paladar.

En un italiano, la pizza que no falte
Como colofón, un tiramisú de porción generosa, pero muy suave, que me tomé en solitario, pues andábamos ya con el estómago bastante lleno.
Y aunque en esta ocasión no lo pedimos, hay que hacer mención del pastel templado con bolita de helado, que también esta muy bueno.

Para los más golosos, un buen postre
 Varios son los aspectos que me hacen elegir este restaurante, en primer lugar, su céntrica ubicación en la calle Floranes hace que no de pereza acercarse, pues está bien cerca de casa.
La gestión del espacio, no tiene muchas mesas, y aunque esté prácticamente lleno, éstas están tan bien distribuidas que apenas se nota ruido o bullicio como en otros lugares.
La atención al cliente, con unos camareros atentos y muy amables.
Y cómo no, la exquisitez de los platos que preparan, todavía no probé algo en este sitio que dijera que no me gustara.
Eso si, si tuviera que ponerle una pega, sería la invariabilidad de la carta, desde que frecuento el restaurante, la carta es siempre la misma. Y creo yo que podrían atreverse a innovar un poco con la calidad de la cocina que se desprende en este sitio.

En definitiva, un restaurante totalmente recomendable, tanto para una comida con amigos o familiares, como para una cena romántica.

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