El pasado domingo tenía lugar la
tercera prueba puntuable para las Trail Series Cantabria, el primer Trail
Ecoparque Trasmiera que se celebraba en Isla, y como no, no podía faltar a la
cita, aunque fuera en la modalidad de marcha.
Dos días antes, me había personado
en Yaniro para coger las bolsas del corredor, que iban bien surtidas, camiseta
técnica, braga, un par de chocolatinas, sobao, gel de frío para recuperarse de
dolores musculares y/o articulares, polvos para mezclar con agua y fabricarte
una bebida isotónica con carbohidratos, un vale para la comida de
hermanamiento, y como no, el dorsal. Nada mal por los 15€ de la inscripción, y
más aún si lo comparamos con el material que te dan en otras pruebas, más bien
pobre y a un precio mayor.
Llegó el domingo, y la marcha
daba comienzo a las 9 de la mañana. Finalmente fuimos un poco apurados de
tiempo, pero conseguimos aparcar sin dificultad en un prado que habían
habilitado y dar comienzo entre los rezagados.
El primer kilómetro y medio
discurría por asfalto, distancia que aprovechamos para acelerar el ritmo y
situarnos en mitad del pelotón bajo una tímida lluvia que hacía acto de presencia.
Al poco tomábamos un giro a la izquierda dejando la nacional para atravesar un
dique de piedra, que dejaba los humedales a ambos lados, y atraviesa el
ecoparque que da nombre a la prueba.
Posando antes de cruzar el dique |
Continuamos en línea recta, caminando al
margen de unos campos de labranza, abiertos exclusivamente para ese día. Hacia
el kilómetro 5 cruzamos la carretera para adentrarnos en una zona de bosque,
donde el barro comienza a aparecer y para hacer frente a la primera ascensión,
muy ligera, tras la cual nos encontramos con el primer avituallamiento, en el
kilómetro 7.
Descendemos lo subido
anteriormente, y nos dan caza los primeros corredores, que bajan a un ritmo
endiablado. A partir de este momento toca vigilar la retaguardia, pues el
perfil no es muy exigente, y hay que apartarse para dejar paso. Hacia el
kilómetro 10 nos encontramos con una de las zonas más divertidas, una buena
ascensión, de unos 250 metros de desnivel, muy pronunciada y muy emboscada, que
deja paso a una bajada realmente peligrosa por lo resbaladizo del terreno.
Piedra y barro se funden en uno solo para hacernos caer al suelo y tener que
extremar las precauciones. Es más, hay una zona especialmente peliaguda en la
que un par de miembros de protección civil estaban apostados para ayudar a los
más torpes (no mencionaré nombres, pero os lo podéis imaginar).
Con los cuádriceps
agarrotados, hay dejarse caer pisando el césped en lo que queda de descenso y
liberar los músculos. Andamos por una pista un par de kilómetros más para
entrar en el casco histórico de Isla, kilómetro 14, donde se encuentra el
segundo avituallamiento, en el que aprovechamos para tomar unos frutos secos, rellenar
líquidos y reponer fuerzas. Dejamos la monumental iglesia a nuestra derecha y
dejamos atrás esta parte del pueblo para entrar en una pista, que terminará
desembocando 5 kilómetros después muy cerca de la playa, donde nos espera el
tercer avituallamiento, muy bien ubicado, para afrontar la última parte del
recorrido, una senda en un constante zigzag, cubierta de vegetación abundante,
donde hay que salvar algún que otro obstáculo y que desemboca en los
acantilados de Quejo, con unas vistas que encogen el alma.
Como Bear Grylls en la jungla... |
Esta última parte es un sube
y baja, que a estas alturas hace que te pesen las piernas, pero la belleza del
paisaje te impulsa a seguir adelante, no mirar atrás y dejarte el último
aliento de esfuerzo en llegar a la meta. Meta que atravesamos tras casi 5 horas
de caminata, donde paramos a tomar algo de líquido y un poco de fruta.
Acantilados de película |
Tuvimos que esperar
aproximadamente media hora para la entrega de premios, tras la cual tenía lugar
la comida de hermanamiento, donde pudimos dar cuenta de una ensalada de pasta,
y dos bocadillos de panceta y chorizo recién braseados, de un tamaño bastante
generoso, con bebida incluida (a elegir entre refresco, agua y cerveza).
En definitiva, una
organización de 10 que nos permitió disfrutar de una jornada estupenda.
Para reponer sales es muy buena la cerveza, el agua estropea los caminos.
ResponderEliminarCreo que la apuntamos para el año que viene, por tus entrada, tiene una pinta estupenda!!
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