domingo, 30 de marzo de 2014

TRAIL CASTILLO PEDROSO

Había pasado casi un mes desde la Marcha Solidaria del Norte, y el mal sabor de boca que me dejó hacía que cogiera con ganas este nuevo envite. Durante toda la semana habíamos tenido buen tiempo pero las abundantes lluvias del viernes y sábado auguraban dificultades en el recorrido.
La carrera comenzaba a las 11:30 de la mañana, así que salí de casa a las 9:30 para llegar sin apuros a Castillo Pedroso, en el valle de Corvera de Toranzo para aparcar, recoger el dorsal y estirar con tiempo. Tras 50 minutos aproximadamente llegué al pueblo, donde aparcar se convirtió en una tarea nada fácil, con calles muy estrechas, y los coches de los más de 700 inscritos. Tras un rato pude dejarlo medianamente bien, me reuní con David, quien ya había recogido los dorsales y camisetas conmemorativas, y esperamos en el coche debido al frío. El termómetro marcaba 4,5 Cº.

Poco antes del inicio comenzamos a calentar hasta que por megafonía anunciaron el comienzo de la prueba. Unas 300 personas esperábamos impacientes el pistoletazo de salida, y a las 11:29 salimos en estampida, con 23 kilómetros por delante. Los primeros compases se desarrollaron por las calles del pueblo, cogiendo ritmo y temperatura. Pero pronto lo dejamos atrás para entrar en una pista de tierra y piedras, que al poco se convirtió en un auténtico barrizal. En total unos 3 kilómetros de ascenso no muy pronunciado, que daban paso a una bajada de la misma distancia, que caracoleaba por una pista de hormigón. Ahí marqué mis mejores parciales, bajando incluso de los 4:30 el kilómetro.

Perfil de la prueba, altitud máxima 701 m.

A partir de ese momento y tras llanear durante un rato, comenzaba un duro ascenso, con un merecido avituallamiento en alto, perfecto para reponer líquidos y tomarse un ligero respiro.
Tocaba afrontar ahora una parte dura, con continuas subidas y bajadas, muy rompe piernas, y además con el barro y frío como protagonistas. Recuerdo una granizada hacia el kilómetro 9 que me hizo pensar en lo complicado que se podía poner hasta el final.
Pero eso no era todo, soplaba un fuerte viento gélido que hacía que cada zancada costara aún más, así que me vi obligado a parapetarme tras un grupeto para apaciguar en la medida de lo posible las inclemencias del clima.

Todo ello entraba dentro de lo previsible, pero no estaba preparado para lo que venía a continuación. En el segundo avituallamiento en el kilómetro 13 no quedaba agua, así que continué bastante cabreado. Al efecto físico de no contar con la hidratación adecuada había que sumar el efecto mental de intuir que en el tercer avituallamiento tampoco iba a quedar agua. Así que los 6 kilómetros que los separaban no pude disfrutar de la carrera y comencé a sufrir.
Tras cubrir la distancia necesaria, en una larga recta divisaba a lo lejos el último avituallamiento, pero la gente que iba por delante no se detenía apenas, y mis peores sospechas comenzaban a coger forma. Efectivamente, tampoco quedaba agua. Pasé de largo para afrontar los últimos 4 kilómetros, por un asfalto que se hizo eterno y con un sol que se asomaba tímidamente.

Finalmente pude cruzar la línea de meta en 2 horas y 27 minutos, y parar a estirar y tomarme una triste coca cola porque claro, allí tampoco quedaba agua…


 Recorrido por Corvera de Toranzo, en la cuenca del Pas



1 comentario:

  1. Os apuntais a eventos que no se como Victor Hugo escribió "Los Miserables" sin haber conocido a esta clase de organizadores; pero claro, se trata de salir en los periódicos diciendo que tal ayuntamiento ha organizado una carrera a la que han asistido no se cuantos y patatín y patatán: la próxima vez hay que preguntar si hay que llevar agua, o que pongan las necesarias que al acabar las pagamos.Que quieres que te diga.........

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