Tras el fin de las vacaciones y
de la jornada de verano estaba un poco desanimado, pero vuelvo a la carga para
contar la experiencia que ya os anunciábamos hace un mes en nuestra anterior
entrada Aventura Submarina. Se trata de nuestro bautismo de buceo.
Habíamos reservado plaza para 4
personas el sábado 23 de agosto, con la empresa Mouro Sub, situada en el
polígono de Raos, al final del espigón (hacemos publicidad porque han sido muy
simpáticos, nos han tratado muy bien, y como podéis comprobar volvimos sanos y
salvos).
Nos presentamos allí los cuatro
valientes, Carla, Flipi, Marta y yo un cuarto de hora antes, tiempo que
aprovechamos para otear la tienda e inscribirnos (nº tfno, persona de contacto
en caso de accidente, etc.) y al rato nos hicieron entrega del equipo para
cambiarnos en el vestuario.
Botines y traje de neopreno, de
5,2 milímetros, que al salir al sol hacían que nos cociéramos poco a poco, un
día inmejorable para la práctica del buceo.
Nos juntaron a todos afuera, unas
16 personas para bautismo de buceo y unos pocos más que hacían salida por su
cuenta para explicarnos unas nociones básicas del funcionamiento del equipo y
de medidas de seguridad, aunque una vez en el agua son ellos quienes manejan el
chaleco y demás instrumentos.
Una vez finalizadas las
explicaciones nos montamos en la lancha, surcando las aguas de la bahía con
nuestro destino en el horizonte, la isla de Mouro. A medida que nos vamos
acercando los nervios aumentan, y el calor es tal que las gotas de sudor
traspasan el traje, muy al estilo Camacho en la selección.
Por fin llegamos, fondeamos y las
chicas deciden lanzarse en primer lugar al agua, no quieren prolongar durante
más tiempo la agonía de la espera, así que las ayudan a ponerse el lastre,
chaleco, aletas, botella y regulador, y chaf! al agua de espaldas. Observamos
la maniobra desde la zodiac bajo el calor abrasador, deseando que llegue
nuestro turno. Al poco veo a Marta en la superficie junto a la proa de una de
las lanchas, un instructor la está diciendo algo, me da la sensación de que no
se encuentra muy a gusto, pero parece que se decide y se sumerge.
Ha pasado poco más de media hora
y las primeras personas que se lanzaron vuelven del fondo marino, así que
quedan equipos libres para nosotros. Nos ayudan a ponernos todo el equipamiento
y por fin impactamos contra el agua. Estoy acostumbrado a respirar por la boca
con el snorkel, pero el aire de la botella parece más fresco. Voy nadando poco
a poco hasta la proa, donde me agarro al cabo del ancla y comienzo a descender
lentamente mientras aplico la maniobra del Valsalva.
Cuando hemos descendido unos dos
o tres metros aproximadamente el monitor me indica que me suelte, así que
comienzo a bucear mientras él desde detrás va manejando el chaleco.
La claridad bajo el agua es absoluta,
comienzo a divisar peces y a pasar a su lado, sorprendentemente si no tratas de
cogerlos no se inmutan, y siguen su trayectoria como si nada. De vez en cuando
me señala alguno digno de ver, o directamente desinfla el chaleco para
descender a ver algo. A pesar de que voy sujeto, no noto nada y la sensación de
libertad es total.
Al cabo de un rato comenzamos a
seguir a Flipi, la monitora ha abierto un erizo de mar y los peces han ido a
comerse el interior vorazmente, una lástima haber llegado al final del
espectáculo. Vamos detrás de ellos, pasando entre una especie de garganta para
finalmente subir a la superficie.
Lo primero es quitarse el lastre,
botella, chaleco para finalmente subir a la zodiac. Arriba está Carla, quien no
tiene muy buena cara, y al poco llegan Flipi y Marta, que debido a su miedo
inicial se ha tirado el tiempo de dos personas para bajar, vaya suerte! Y
encima ha podido ver un cabracho!
Ha sido realmente una experiencia
impresionante, la sensación de respirar bajo el agua observando las maravillas
del fondo marino.
Si hubiera que poner pegas en
primer lugar he de mencionar la sensación de dolor en los oídos, quizá fuera
porque no realizamos adecuadamente la maniobra de Valsalva, pero el dolor abajo
del todo era molesto, y la sensación una vez estás fuera no es muy agradable. Y
en segundo lugar, el precio, son 60€, que inicialmente parecen un poco caros pero que si te paras a
pensar, te están alquilando el equipo, rellenando la botella, llevando en una
zodiac con un monitor solo para ti y ofreciéndote una experiencia inolvidable
con lo que ese precio se queda bastante ajustado.
Asi que, como dijo Schwarzengger
en Terminator, volveré!
muy buena entrada! yo me agobié en una piscina... así que lo del mar para los valientes :) Bss. Ana
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